Con ella se fueron, además de todos los jugadores y equipos de la Liga Yavasquechutas, un par de Terabytes de geniales textos, archivos de audio y video, y sí, aunque no hemos visto atacar naves en llamas más allá de Orión, ó rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, este es el momento para decirlo una vez más:
Todos ellos se perdieron como lágrimas en la lluvia.
(#Modo Replicante OFF#)
Imposible saber a ciencia cierta si la catástrofe tuvo como origen la pastosa acumulación en sus circuitos de salsa de pizza, café, jugo de arándanos con cola, fugaces y veloces migajitas de pan, cabellos, polvo y mugre.
Ignoramos si el detonante fue el reciente intento por incorporarle un cassette betamax a la memoria a través de una entrada de usb y usando cómo única herramienta una plaquita de metal que encontramos tirada en la calle.
O si acaso tuvo algo que ver el que, para realizar adecuadamente un ejercicio de gambeteo, le utilizaramos como substituto de conito naranja en el último entrenamiento.
Quizás haya influido algo que le prohibiéramos ir con frecuencia a fiestas y le condicionaramos brutalmente sus escasas salidas (nada de alcohol, estar en casa a las 11, chaperones que ya se hubieran hecho la vasectomía), lógico, se fugó con el primer clon de „Nigga“ que se le puso enfrente con sus pantalones de mezclilla baggy, camiseta blanca sin mangas Rinbros“ y truza „zaga“ 20 centímetros por arriba de la cintura, además puesto propio en el tianguis (de tapones de llanta, claro), a los tres meses descubrió que le ponía el cuerno con tres o cuatro rorras de ahí de la Anacahuita y se acabó todo.
Regresó a casa, arrepentida, y le entró durísimo a las tachas, el cemento y el alcohol, hasta que su disco duro no soportó más.
Por si fuera poco, la Fortuna nos tenía reservados lugares privilegiados para observar sus últimos momentos de agonía. Estabamos leyendo a Saramago cuando repentinamente la Amilo Xi2528 empezó a tartamudear y su pantalla se inundó caóticamente de pixeles de colores para dar paso a una pantalla azul con un incomprensible mensaje de error. El pánico dió paso a la sorpresa cuando apareció „Clippy“, (aún cuando nunca instalé Word) con el siguiente mensaje:
„Parece que su Amilo Xi2528 ha valido Cheeto. Aún cuando ha perdido todos sus archivos, usted puede utilizar los últimos recursos disponibles para salvarme, inserte un dispositivo de almacenamiento externo en la unidad USB“
Desperté algunas horas mas tarde, con un hacha en la mano y la Amilo convertida a astillas.
Nos veremos en el Infierno
Y aunque no volveremos a ver a ese bastardo tubular por mucho tiempo, es indudable que la nostalgia por los archivos perdidos nos invade. Saca relucir, quien lo diría, ese remanente romanticón que todavía tenemos por ahí, arrumbado desde la secundaria.
No es que alguien se haya enamorado de la laptop o los archivos en su interior, sino que en estos tiempos, nuestro acervo personal convertido en Terabytes nos envuelve de una manera platónica, es decir, nos transforma en ese ser andrógino del que Platón habla en El Banquete, complementándonos.
Y bué... Platón nos dice que el andrógino era un ser doble, con atributos femeninos y masculinos, algo así como una Elba Esther Gordillo o un Felipillo juntos.
Imagen: Alianza perfecta para llevar a cabo la Reforma Laboral
Estos andróginos (los de Platón) eran perfectos y por ello se olvidaron de los dioses, así que Zeus decidió separarlos y dispersarlos, creando de paso a los seres humanos,
No Ilustrada: Devoción a los Dioses
La humanidad, por ser imperfecta, con necesidades y el impulso de andar chillando cada media hora, en un principio rindió pleistecía a los dioses y en sus ratos libres cada quien buscaba la mitad perdida.
Claro, con el tiempo, los dioses y la mitad que los complementaría serían sustituídos por horas frente a la tele viendo telenovelas y/o series gringas acerca de lo que es el amor, cuanto duele crecer y cómo duele más no crecer.
En el EEG apreciamos a la mujeres por lo que son: seres completos en sí.
No nos interesa que tengan que andar complementándonos, ni aquello de yo trabajo y tu barres, acaso que nos cocinen unos chilaquiles cuando andamos crudos, pero hasta ahí, y sólo para establecer el equilibrio justo con los miles de frascos de conservas que les hemos abierto con nuestras titánicas manos.
Todo esto junto ha devenido en que nos haya dado por escuchar la máxima canción romántica de la historia, la Madre de Toda Melcocha.
Desde la primera estrofa nos encontramos con el más profundo sentido de la existencia humana, la búsqueda del complemento. Para la banda Trolebús (con Rita Guerrero) se trataba de una rorra, para nosotros, de los Terabytes perdidos.
Ayer me acordé de tí
Mirando a unos perros hacer el amor
Entre Copilco y Revolución
Vi tu nombre escrito
En el muro de un panteon
En una pinta Punk
Los recuerdos se apoderan de uno y nos preguntamos cómo es que los crueles designios de las Catafixias de la Vida se interponen entre nosostros y la felicidad.
Y que ha sido de ti
Despues de tantos años
Que fue del rock and roll
No supe mas de ti
Despues de un apañon
Fui a dar al reclusorio
Enseguida aparece la dialéctica entre el Ser y el Hacer, y cómo interminablemente se definen entre si:
Que serás ahora?
Una tímida enfermera?
Una grupi locochona?
Una prosti de la zona?
Una fria polizonta?
O le harás al hare kishna ?
Qué harás ahora?
despachar las quesadillas?
secretaria de la grilla?
esposa o guerrillera?
aeromoza o costurera?
amante o monja?
Pero al final, uno no se sienta y chilla, sino que se vale de esa rebeldía humana llamada libertad y le mete galleta al asunto, vean si no:
Te tengo que encontrar
Ahora que me acaban de soltar
Para volver a cotorrear
Como hace tiempo en
la prepa popular
(Tacuba!!!!)
Y atracar la libertar
Y que nos vuelvan a apañar
Que nos vuelvan a apañar
