viernes, 27 de marzo de 2009

Quién es El Dié? (I)

Hace como un mes llegué a ese  laberinto metálico lleno de zapatos que es mi lugar de trabajo.  En el ascensor me topé con la gordita ecuatoriana, quien fiel a una de esas religiones cuyo nombre con el sufijo "ista", y sin perder tiempo me preguntó:

- es usté creyente?

- ehhhhh

(por lo general, antes de las 10 am soy un autómata que responde el 99% de las preguntas con un apachurrado "ehhhh")

-que si tiene usté Fé en alguien.

La pregunta al mas puro estilo "Brennan" (duro y directo) me despertó de inmediato. 

-Claro que si.

- Ay! que bueno, yo había oído por ahí que usté era comunista. Pues mire yo quiero invitarlo a misa, es en español.

-no gracias, de veras le agradezco pero no...

- mire, no le hace que sea católico, yo también pertenecí por mucho tiempo a esa Iglesia del Imperio 

Al oír esa última frase de inmediato escuché en mi cabeza la Marcha Imperial de la Guerra de las Galaxias y la voz de la gordita ecuatoriana era la misma del emperador Palpatine. Afortunadamente, en ese momento se abrió la puerta del ascensor, habíamos llegado a nuestro destino.

- entonces? si va a venir a misa?

- no, no creo- dije mientras abandonaba el ascensor.

-ya le dije, no le hace que sea católico.

-es que no soy católico, soy maradoniano.

dije una vez afuera.

La gordita ecuatoriana se transformó, empezó a echar lumbre por los ojos, a girar la cabeza y a hablar lenguas mientras movía sus rechonchos brazos y sus deditos, gorditos como salchichitas cocteleras, impedían que se cerraran las puertas metálicas del elevador. 

-cómo? es de esos locos que adora a Maradona? 

-no, al Diego no, sino al buen futbol, el Dié es sólo su representante en este Mundo, además, también lo fueron Obdulio y  Mané.

-Ayyyy Dios mío, mil veces mejor comunista que loco adorador de ídolos.

Al dia siguiente usé las escaleras. Ella tuvo la misma ocurrencia. La saludé sonriente, ella pasó de largo sin mirarme y creo que hasta se santiguó, he incluso pidió por mi alma idólatra.

Mientras subía las escaleras, vinieron a mi mente las palabras escritas por Soriano:

"Es una bendición de Dios haber visto al jugador y recibir al héroe en el cielo de los hombres. Tenerlo con nosotros, verlo, gozarlo. Será, supongo, como haber estado en la primera fila escuchando a Gardel. Todo se ilumina, el mundo gira en torno al astro que pisa la pelota, la acaricia, la hace del tamaño que quiere"

Desde mi escalón, yo también, en secreto, pido por su alma, porque algún día ésta se ilumine por el gol a los ingleses.

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