Siempre me han llamado la atención los extremos entre los que oscila la sociedad sueca. Un ejemplo de ello es el que toca al tema de la música. Veamos, por un lado tenemos bandas como Manegarm, Dark Funeral, Funeral Mist, Setherial o Svartsyn, digo, solo por citar algunas clásicas dentro del “Viking Dark Metall”, y por otra parte, tenemos a The Cardigans, Ace of Base, Roxette y, por supollo, ABBA.
Fucking Åmål fue el cuarto largometraje escrito y dirigido por Lukas Moodysson. Se trata de uno de sus más polémicos proyectos (sólo detrás de Ett Hål i mitt hjärta) por tratarse de un viaje directo al centro de la realidad sueca, es decir, ni totalmente ABBA ni totalmente Viking Metall, es un intento por ir a la fuente de la cual emanan los extremos.
Aquí se muestra la Suecia del pueblito en medio del bosque, en este caso Åmål, que a duras penas justifica su existencia, ahí donde apenas pasa algo y la vida transcurre como una eterna búsqueda por cumplir los roles sociales que brinden aceptación.
Moodyson hila su historia a partir de la represión y repetidos martinetes emocionales a los que se ve sometida la pobre Agnes. Tenemos que los conflictos radican, por una parte, en el repudio de sus comapagneros y su propia familia por ser lesbiana, y en mayor medida, por haberse enamorado de Elin, la nena más popular y sabritas de la escuela. Es casi casi como si los de Dark Funeral:
conocieran y luego perrearan a las nenas y los proto-metrosexuales de Ace of Base
pero además cayendo tan bajo como para “enamorarles” y encima, al más puro estilo del Romeo de Secundaria, con raspados de fresa, recaditos en clase e interminables sesiones en el teléfono público de su esquina favorita.
Por el contrario, la trama de Fucking Åmål supera con mucho el promedio del tipico filme estilo High-School, ya saben, el tipo “que podrías ser tu”, se enamora de la nena popular que, a su vez, es novia del capitan del equipo escolar, normalmente un rubio mamey, payaso sangrón, que trata mal a su pollo, y que al final de la historia tendrá su reputación destruida por el joven héroe que descubre que lo único que le faltaba era creer en si mismo, etc., etc.,
Aunque bien recibida por la crítica de hace 10 aňos, esta película resultó complicada de digerir para la parte hipócrita de una sociedad tan poco acostumbrada a mirarse a sí misma. Es sólo el principio de la serie de películas con las que Moodysson terminaría por sacudirla si Fucking Åmål ruborizó las buenas conciencias, estas terminarían por encontrar en Lilja 4 Ever y Ett Hål i mitt hjärta sus eternas piedritas en el zapato.
Claro, no voy a dejar pasar la oportunidad de reiterar enérgicamente que digan no a la piratería y que por ningún motivo se les vaya ocurrir bajar Fucking Åmål siguiendo este link a un sitio pródigo en joyas cinematográfias tan raras como olvidadas.
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