miércoles, 28 de enero de 2009

Gambetas y Clutchazos.


 
VS
 


Hace poco vi el comentario de Fátima al pie de El más clasico de todos los clásicos:

“te entiendo ampliamente Alex, a mi me paso lo mismo con el automovilismo. Pero además yo tenía el prejuico de género encima”

Tengo que admitir que fue una grata sorpresa enterarme que alguien, además valedora, haya dedicado sus esfuerzos académicos a una actividad deportiva. También entiendo perfectamente el prejuicio de género que aflora en los tipos marcados por una sociedad machita, es decir un gran porcentaje de los mexicanos, al enterarse de que una fragil e inocente damita, como lo es la Fá, es aficionada al automovilismo y sabe que nombres como Viper GT o Testarrosa corresponden a autos y no a películas porno.

Bien, el punto es que, amablemente, iba a responder brevemente su comentario, pero me ha movido a realizar un par de cavilaciones al respecto que prefiero desarrollar en este  post.

Para empezar, tengo que aclarar dos cosas. La primera es que no sé nada de autos, para mi se trata de un conjunto de máquinas que nos sirven para ir de un lugar a otro y para que algunas nenas se ganen un dinerillo posando en shortcitos de mezclilla junto a ellos. Es tal mi ignorancia que a duras penas los clasifico por colores, ó, en caso extraordinario, por su respectivo nombre de Transformers.

Por ejemplo, le digo a un cuate mientras apreciamos el nuevo poster que decora la sala de su casa
-òrale, está chida la nena que está encima de Smokescreen.
En seguida recibo mi reprimenda
- ese es un Nissan 280ZX versión rally

Intuyo lo que se viene, así que, desesperadamente intento hacer énfasis en la pelirroja

-ehhhh, si si, pero...sabes? a esta si se la Metro Goldwyn Meyer por su Columbia Pictures
digo dando rienda suelta a mi erudición ingeneril.
Sin embargo, es demasiado tarde.

- bla, bla, bla, bla, fuel injection, bla, bla, bla, doble traccion, bla, bla, bla, bla, X cilindros, bla, bla, bla, rines cromados, bla, bla, bla, etc.,

Por otra parte, ni siquiera sé manejar, así que me es imposible entender la salvaje emoción de la adrenalina corriendo a 200 km/h en pleno Prolongación del Paseo de Montejo de Mérida, para que después mi papi, que es Secretario de Seguridad Pública, saque mi trasero de junior de la cárcel.

El segundo punto a aclarar es que desde una perspectiva histórica, el acontecimiento protagonizado por 22 tipas o tipos dándole de patadas a un pedazo de cuero, tanto  como el de dar vueltas como ratones en sus bólidos tiene el mismo valor significativo, es decir, en tanto ambas son actividades humanas, ambas son igual de ridículas.

A mi favor, diré que me gustó la película de Meteoro.

Bien, demos un breve vistazo a la pertinencia de historiar dichas actividades. Es decir: porqué habrían de historiarse estos acontecimientos? Es importante aclarar esta pregunta en tanto nuestra obra como historiadores se refiere a la sociedad a la que pertencemos. Creo que una Historia del Automovilismo ha de enfrentarse principalmente a un par de estigmas elitistas. 

1.-Gente vs Máquina.
Creo que la primera dificultad para el historiador del automovilismo sería discernir el sujeto de la historia. Los pilotos o las marcas de autos?
Y en este punto encontramos el primer síntoma elitista del automovilismo. 
Aún el más experimentado piloto se vería incapaz de competir de tu a tu ante otros profesionales si su escudería le brinda un vocho escogido al azar en el paradero del metro universidad.

Cierto, en el futbol es difícil que selecciones como la de las Islas Caimán puedan salir victoriosas ante otras como la de Argentina. Sin embargo esto se debe a factores humanos. La tecnología aplicada a balones o zapatos marcaría pocas diferencias.

Se dice que los alemanes ganaron la final de 1954 gracias a los primeros zapatos con tacos desmontables, adaptables al terreno lluvioso. 
Bueno, ningun gol cayó por resbalones de los húngaros, poco importaron los zapatos en la primera media hora para que Hungría se fuera arriba 2 a 0 y si en vez de alemanes pusieramos finlandeses, con los mismos zapatos, lo mas probable es que se llevaran una buena goliza.

En el llano pasa lo mismo. Casi cada equipo tiene su “Lic”. Un calvito panzón que gana el varo suficiente en la oficina para ganarse la titularidad pagando los arbitrajes, además de ir correctamente uniformado, hasta con espinilleras, y que siempre vale queso pese a sus adidas predeitor autografiados por Deivit Bekan Tsssssss

Si ha de hacerse una hisoria del automovilismo hay que considerar el riesgo de caer dramáticamente en un catálogo de autos, que estaría perrón, pero que básicamente estaría más cerca de un calendario de vulcanizadora de 200 páginas que de una obra histórica. Además sin nenas, chale.


2.-Gente vs Gente.

Si bien ambos son fenómenos propios del Siglo XX no podemos decir que hayan tenido el mismo impacto en los patéticos humanoides. El futbol se ha diseminado hasta el último rincón del planeta, vamos, Groenlandia lleva un rato solicitando su ingreso a la FIFA. No dudo que cada país tenga su asociación de automovilismo, sin embargo el negocio está en manos de las compagnias de autos.
Dudo que Timor Oriental o Albania sean capaces de abastecer sus escuderías con autos de manufactura nacional. Con la mafia de las patentes sería imposible.

El éxito del futbol se debe a su sencillez. 
Yo jugué balonmano por mucho tiempo, fui entrenador, divulgué su palabra hasta donde pude, y siempre me pregunté: Porqué no pega?
Digo es un deporte más emocionante, tiene goles, violencia, suspenso, violencia, romance, violencia, emoción, violencia, drama, violencia, polémica y violencia. 
Quién podría resistirse?
Pues un buen de raza. Porqué? Pues principalmente, porque es más fácil de quitar el balón a quien lo lleva en los pies que a quien lo lleva en la mano. Luego porque, gracias al factor violencia, los jugadores altos tienen más ventaja sobre los pitufines que somos la mayoría, de hecho, la táctica casi siempre se reducía a darle el balón a los gigantes. 

Cierto, en el automovilismo la preponderancia de la máquina sobre el humano reduce significativamente las diferencias corporales entre competidores, mientras sepas manejar bien poco importa si mides 1.50 o 1.90, o si eres mujer, hombre o americanista.

El único problema es que no todos cuentan con un auto. Y una gran parte de los que lo tienen pues, tratan de conservarlo lo más que se pueda. El terror con el que pasan los topes, la cobardía con que dejan que los micros los rebasen o simplemente el alza del combustible que, según El Presidente del Empleo no iba a subir, son algunos indicios poco alentadores de que, algún día veremos a la raza sacar el Ayrton Senna que lleva dentro.
Llegamos al que me parece otro punto elitista. Al fin de cuentas, la práctica del automovilismo está sujeta al varo que tengas.
Me parece que pocos infantes empiezan a manejar con autos de trapo o juegan carreritas en el recreo con botes vacíos de Tutsi. Para armar la cáscara, en cambio los mismos elementos son muy bien recibidos, e incluso en algunas escuelas se llega al caso en que se juegan 4 o 5 retas al mismo tiempo en la misma cancha.

De darse este tipo de elitismo en el pambol muy propablemente jamás hubieramos visto por estas canchas de la Santa Redonda a Lupillo Castagneda, quien antes de saltar al campo fue obrero, albañil, árbitro, fayuquero, vendedor de paletas, de gelatinas, de pan y tortas. O al Picas Becerril, al Brody Jorge Campos, al Jamaicón Villegas y a otros menos famosos como Maradona, Cantoná, Garrincha, Pelé, Kopa, Cruyff, Seeler, Charlton, y casi, casi todos menos Kaká que siempre ha sido fresita, el resto viene del barrio, barrio.
Este factor elitista afecta no sólo a los deportistas, sino a los aficionados.
Sale alguien a festejar al Ángel, la Minerva, la Macroplaza o al Malecón ante los triunfos de la Escudería Telmex?
A alguien en Camerún o Nigeria le importa el desempegno de sus pilotos como el de sus futbolistas?
Hay pilotos camerunenses o nigerianos?
Africanos?
Porqué?

Ojo. No digo que una Historia del Automovilismo sería implícitamente indigna, aburrida o fresita.
Sino simplemente que hacer una Historia del Automovilismo conlleva el riesgo de incluir y propagar estos elementos elitistas. Es labor, responsabilidad y habilidad de la / el historiadora/or que no sea así.


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