El vendedor de escaleras con armadura oxidada, al que le robaron el queso, que vendió su ferrari rojo, y de cómo, por idiota, se rompió el cheeto

Todos lo sabemos, la combinación de cámara, escalera y un mal paso puede ser fuente infinita de diversión-dinamita.
El Tata, en sus buenos tiempos, llevó el arte de rodar por las escaleras a su máxima expresión.
En nuestros días, pocos podrían seguir sus trastabillantes pasos. El oficio de caer por escaleras ha quedado a merced del azar, así lo demuestra el pobre Kevin:



Pero también hay quienes han leído los suficientes libros de superación personal, que son excelentes, con actitud positiva, aman a las cabronas y a Jordi Rosado, pero, sobre todo, vuelan sobre los pantanos infestados de grises conformistas .

No se me ocurre otra explicación, sólo alguien con suficiente mierda en la cabeza podría pensar que sus ganas de triunfar son suficientes para desafiar a las leyes de la estática y la dinámica: