Vampiro Canadiense vs Ke monito: Alegoría del Gandallismo

Parecía una noche de lucha libre cualquiera. Rendición al 1000% guapo, faul contra el poste para el Tropi Negro 4 - 40 tropi Casas, Pierroth de Puerto Rico haciendo de las suyas, es decir todo en orden.

Pero de pronto, el Vampiro le da un patín a Kemonito (hoy Keputito, ya que es mascota de Máximo), nada extraordinario, muchos han castigado así al chiquitito.
Lo extraordinario ocurre a los 47 segundos, véanlo ustedes aquí.



Este acto de gandallismo supera con mucho al secuestro de Alushe. Martinetes han ido y venido a lo largo de la historia de la Lucha Libre, pero nunca antes contra seres tan chiquitos. Las normalmente elocuentes voces de Magadán y el Doctor Alfonso Morales trastabillean ante la súbdita impresión del hecho.

Estamos en el umbral máximo de la complejidad de la relación Objeto - Sujeto.

En el climax de los acontecimientos el vampiro Canadiense pierde su identidad, su humanidad desaparece literalmente, se despersonaliza en tanto vuelve una fuerza descontrolada. Kemonito es el Ser, el sujeto indefenso ante la brutal arremetida del Objeto. Todos nos identificamos con Kemonito. El acontecimiento es el Gandallismo puro.

Hoy nos gusta pensar que los Objetos, la Naturaleza obedecen cierrtas leyes, que el método científico siempre nos puede explicar los fenómenos naturales, que las reglas del Consejo Mundial de Lucha Libre, como la propiedad privada, son cosas sagradas e inmaculadas que ni siquiera los rudos-rudísimos habrán de pasarselas por el arco del triunfo.

En su Novum Organon, Francis Bacon establec:
"Ciencia y poder del hombre coinciden, una vez que, siendo la causa ignorada, se frusta el efecto. Pues la naturaleza no se vence sino cuando se la obedece
(Bacon, Francis, novum organon, Libro I, aforismo II)
Este pudede ser el inicio de la idea en que el ser humano, como sujeto, dispone a su antojo de la naturaleza (el objeto) en tanto sea capaz de explicarla.

Esta postura baconiana desembocaría en la actual actitud machito-mamoncita de "torturar a la naturaleza hasta arrancarle sus secretos" implica una postura sujeto-objeto en la que la naturaleza opera con una actitud pasiva, objetiva, ajena a nosotros, a la cual nos enfrentamos de manera transparente y frontal.

Pero entonces, justo cuando mas seguridad tenemos, la naturaleza, el objeto, se revela para aplicarnos un martinete, para sacarnos por el fundillo el Kemonito que todos llevamos dentro. Nos redefine. Por más que podamos explicarlos, seguimos inermes ante los martinetes en forma de huracanes, sismos, virus mutantes, etc., somos, pese a la solemne impostura de nuestra Cultura Superior, basuras sometidas a un proceso gandalla que nos supera y nos transforma en tra cosa, a una fuerza a la que le vale queso nuestros progresos científicos y espirituales, a la que no le importan nuestros sentimientos, opiniones o que tan cool nos vemos con nuestros sombreritos de fábricas de francia o que nos llamemos Kassandra de la Gala



La actitud de respeto hacia la naturaleza, no involucra una pérdidad de racionalidad, sino una toma de conciencia de que al concebísrela como un objeto de explotación sin restricciones la naturaleza nos muestra en cualquier momento nuestra fragilidad, estamos a merced de nuestra propia ignorancia, de nuestros orgullosos, sobrevalorados, conocimientos.

En ese martinete implacable que es la realidad sujeto y objeto se confunden, muestro orgullo científico puede hacernos creer que somos Vampiro, que tenemos domesticado, amaestrado al Objeto, que somos capaces de explicarlo todo, hacernos olvidar que bien podemos estar en la mascarita de Kemonito, es decir, que somos paloma por querer ser gavilán.